¿Por qué es tan frustrante definir la vida? ¿Por qué han fallado científicos y filósofos durante siglos en encontrar las propiedades que separan indiscutiblemente lo vivo de lo inerte? ¿Será que esas propiedades no existen, que la vida es un concepto que hemos inventado? Fundamentalmente la materia se organiza en átomos y partículas a lo largo de un rango inmenso de complejidad, desde un átomo de hidrógeno a un cerebro. En el intento de definir la vida, hemos dibujado una línea en un nivel arbitrario de complejidad y declarado vivo todo lo que está por encima e inerte lo demás. En realidad, esta división no existe fuera de la mente. No hay ningún umbral en el que una colección de átomos se vuelva viva de repente, no hay ninguna distinción categórica entre lo vivo y lo inanimado, ninguna chispa de Frankestein. Hemos fracasado en definir la vida porque no ha habido nunca nada que definir.
Esta neuro-viñeta aparecio originalmente en la entrada “La difusa frontera entre lo animado y lo inanimado” (NEUROenREDos)