Popurrí y Heavy metal en la segunda semana del primer neurocarnaval

jovios 16 noviembre, 2014 0
Popurrí y Heavy metal en la segunda semana del primer neurocarnaval

El Carnaval de Neurociencias completa su segunda semana con temas variados y destellos de profundidad que merecen una lectura detenida. Juegos, matemáticas, comida basura, curiosidad, enfado o religiosidad: un menú para todos los gustos. 

 

INeuroCarnaval_logoDesde el blog neurocienciaparatodos, Juan Martin Otálora nos trae una aplicación llamada MindBall en la que dos jugadores mueven una bola localizada en un corredor sin tocarla, utilizando su actividad cerebral detectada con un electroencefalograma.  Esta es verdaderamente la primera aplicación de las neurociencias descrita en el NeuroCarnaval, ¿pero para qué sirve esto? ¿Podría ayudar a combatir enfermedades o es sólo un juego para divertirse? Lo cierto es que ya existen compañías que lo comercializan.

Desde el blog Ese punto azul pálido, Dani Torregosa (químico  experto universitario en Toxicología y Vicepresidente de la Asociación de Divulgación Científica de la Región de Murcia) presenta una entrada sobre el impacto de la comida basura en el cerebro. ¿Es adictiva del mismo modo que las drogas de abuso? Dani aborda esta hipótesis introduciéndonos al neurotransmisor dopamina y una de las regiones cerebrales donde tiene un papel bien estudiado, el estriado. Personalmente me surgen dos curiosidades al leer la entrada, ¿puede esta explicación neuroquímica dar cuenta completamente del extendido uso de este tipo de alimentos en occidente? Y también ¿es la dopamina la molécula de la felicidad?

Desde MasScience blog, Cristóbal Rodero (Estudiante de Ciencias Matemáticas en la Universidad de Valencia) nos acerca a las distintas estrategias para realizar operaciones de cálculo mental como sumar, presentándonos un estudio reciente que analiza algunos de sus correlatos neuronales. Curioso.

¿Es tan necesario que las neurociencias sirvan para algo? Satisfacer la curiosidad es un punto de vista muy legítimo, y la principal razón de ser de las neurociencias (al menos de sus ramas básicas) según nos cuenta Rosa García-Verdugo desde el blog Starving Neuron. Comenta que la semana pasada tuvieron una jornada de puertas abiertas en el Instituto Max Planck de Neurobiología (Alemania),  donde hace su tesis doctoral, y cuáles eran las preocupaciones de los visitantes:

La mayoría de las preguntas que nos hacía la gente era sobre procesos del pensamiento, sobre la percepción, sobre el sueño. Alguno también quería saber sobre la enfermedad, porque necesitaban entender el porqué de lo que ocurría a un familiar o de lo que experimentan en su propia piel. Y para poder dar respuestas a preguntas como ésas, yo y muchos otros trabajamos cada día, para poder cambiar el “no lo sé” por una respuesta concreta.

También hay entradas enfadadas como la de JC García-Bayonas desde el blog bitacoradeunprofesordeciencias (ya nos contarás qué te ha pasado), y otras que llegan arrasando con casi todo lo anterior, aportando el momentum argumental que estábamos necesitando para capitalizar un aspecto importante del carnaval (al menos en su versión gaditana): la reflexión crítica. Cesar Tomé, comunicador científico multitarea (editor de Cienciasfera.org y editor jefe en Mapping Ignorance y en el Cuaderno de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco), en su entrada “La Neurociencia como religión” en Naukas / Cuaderno de Cultura Científica nos deja perlas como esta:

 Es muy posible que con la neurociencia termine pasando lo mismo que con la genética pura y dura. Al final habrá la necesidad de buscar una nueva fuente de seguridad y certeza porque la neurociencia, como el resto de las ciencias, nos hablará de posibilidades, de probabilidades a lo sumo, nunca de certezas.

Una llamada a la reflexión sobre por qué, cómo y para qué divulgar la neurociencia (o cualquier ciencia).

Una vez sentadas las bases y el marco general de las neurociencias, así como algunos de los peligros de su comunicación, ¿no veremos en el escenario de este virtual teatro Falla del NeuroCarnaval algunas aplicaciones concretas de esta disciplina? ¿Acaso no está ya trayendo consecuencias directas en el ámbito clínico? Hace poco más de un mes sabíamos de un hombre con una lesión medular paralizante que volvía a caminar tras un transplante de células gliales extraídas de sus bulbos olfativos. Tal vez alguien pueda contarnos más ejemplos.

Y como resumen de cuentas, las entradas enviadas al NeuroCarnaval en la segunda semana han doblado en número a las de la primera semana, que no es mala señal.